¿Qué busca el suicida? ¿Qué significado tiene ese acto de radical autoanulación? En el presente ensayo literario, la narradora Roxana Sámano reflexiona sobre esa eternización de un presente tremebundo, un rechazo hacia la posibilidad de seguir conociendo, o un mero acto de supremo hastío. “La muerte voluntaria es el perpetuo rechazo a los lugares que nunca nos vieron llegar. El suicida calumnia todo aquello que nunca le perteneció”.

El relato que lleva por nombre “Cigarros”, lo escribió su autor a los 22 años, uno antes de que se suicidara en el minúsculo cuarto de un edificio de la colonia Nápoles, en la ciudad de México, donde vivía rodeado de libros y de colillas de cigarro. Su nombre era Jesús García Huerta (1981-2003), joven de tozuda melancolía y talento literario, de quien apenas se conservan un puñado de relatos. Se sabe que escribió una novela cuyo extraño personaje, al final, abre el grifo de la bañera para dejarse ahogar por “las sombras”.

En esta segunda parte de la entrevista con Huberto Batis, el maestro editor habla de su paso por la dirección del célebre suplemento sábado de Uno más uno, así como de su equipo de trabajo y sus colaboradores: Xavier Velasco, Guillermo Fadanelli, Ignacio Padilla, Enrique Serna, entre muchos otros. Habla de las grandes figuras del periodismo mexicano, Julio Scherer, Manuel Becerra Acosta, Fernando Benítez, y de sus disputas editoriales con Octavio Paz y Enrique Krauze. Sus paisanos Emmanuel Carballo y Juan Rulfo también forman parte de esta apasionante historia.

Huberto Batis, uno de los últimos grandes editores y maestro de escritores en México habla de sus inicios en la edición de revistas y de los más de cincuenta años que impartió clases de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Alfonso Reyes, Agustín Yáñez, Margit Frenk, Antonio Alatorre, Sergio Fernández, Juan José Arreola, la Generación de Medio Siglo y la Generación de la onda son parte de esta primera entrega de una entrevista con un grande de las letras mexicanas.

El presente relato de Heriberto Mojica, condensa el cúmulo de sensaciones que provocó el sismo en la ciudad de México: la sorpresa, la conmoción, la ruptura de lo cotidiano frente a un acontecimiento increíble. La solidaridad espontánea frente a la catástrofe. “¿Qué tendría que acontecer para juntar tus manos con las mías?… Un derrumbe.”

Juan Rulfo es uno de los escritores que mejor entendió el abuso de poder y la violencia que se ha vivido en México. Por su propia experiencia, el asesinato de su padre y el conflicto Cristero que vivió de niño, el escritor jaliscience vivió de cerca la violencia, pero supo transformarla en una obra poética inmortal.

Durante más de sesenta años, los lectores de Juan Rulfo han querido conocer la verdadera ubicación de la mítica Comala. Muchos creen que se trata del poblado ubicado en Colima con el mismo nombre; sin embargo, su clima cálido y su tierra fértil nada tiene que ver con esa tierra árida que se halla “en la mera boca del infierno”. Remitiéndonos a una anécdota del poeta chiapaneco Eraclio Zepeda y a la propia obra de Rulfo, hoy ofrecemos una tesis de la identidad de la verdadera Comala.

A lo largo de casi nueve décadas, el Fondo de Cultura Económica ha detenido el tiempo para recuperar los instantes en que se ha formado el pensamiento contemporáneo. La revisión crítica de la historia, el análisis filosófico, la investigación y el rescate de las culturas antiguas, la elaboración de estudios sobre el comportamiento de las sociedades, la divulgación de admirables obras literarias, son tareas que esta casa ha realizado. Ha reunido con criterio impecable las diversas manifestaciones de una comunidad creativa, ha abierto el aula universitaria para los lectores en castellano, ha sido la academia que por décadas viene diseñando el coloso imaginario de la América hispana. Breviarios es una de las mejores colecciones que ofrecen un amplio panorama de la cultura universal; la Gaceta es una de las más notables publicaciones periódicas nacionales; Letras Mexicanas ha publicado varias de nuestras obras mayores; aquí están los libros de nuestros grandes poetas: Sor Juana Inés, Ramón López Velarde, Octavio Paz, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, Jorge Cuesta, Enrique González Martínez, Rubén Bonifaz Nuño, Efraín Huerta, Marco Antonio Montes de Oca, Tomás Segovia, José Emilio Pacheco, José Gorostiza; aquí Alfonso Reyes dejó una de las obras capitales del siglo xx, Juan José Arreola instauró una manera de hacer cuento con su Confabulario, y en septiembre de 1954, Juan Rulfo entró a la oficina de Alí Chumacero con 127 cuartillas mecanografiadas de una de las novelas más bellas escritas en castellano: Pedro Páramo.
Leopoldo Lezama

Al cumplirse medio siglo de la publicación de Pedro Páramo, el reconocido crítico literario Samuel Gordon escribió uno de los ensayos más puntuales sobre el origen de la novela mexicana más famosa. Así mismo, es quizás el único estudioso que pudo hacer un análisis comparativo entre los dos mecanuscritos de la novela, la titulada “Los murmullos” entregada al Centro Mexicano de Escritores, y “Pedro Páramo”, entregada al Fondo de Cultura Económica para su publicación.

En el centenario de Juan Rulfo, cuando se han multiplicado los homenajes, estudios y reediciones de su obra, México está viviendo una de las épocas más violentas de su historia. Una historia oscura, donde el asesinato y el despojo han marcado el destino de un pueblo sometido por el hambre y la violencia. Por eso Rulfo no es sólo el escritor mexicano universal, sino el que mejor supo leer el devenir funesto de la sociedad mexicana.