Mabe Fratti

Mabe Fratti, fotografía de Enero & Abril.

Por César Oliveros

 

Buscar la tranquilidad es una ingenuidad. La calma es engañosa. No podemos confiar en ella, tal vez así aprendimos a sobrevivir; comer pero sin dejar de prestar atención al entorno. La música no es para relajarse (al menos la que me interesa). La música complica, degenera, neurotiza… En ocasiones no necesitamos la exageración desbordada del ruido para sentir que algo en nosotros se destruye o para sentir que algo en nosotros quiere salir de la habitación y desaparecer. No necesitamos gritos ensordecedores para encarnar la desesperación o entrar en estados alterados. El arte puede provocar sentimientos intensos de una manera sutil, como si se colara hasta lo más profundo sin que seamos conscientes de ello. Suele pasar que al apreciar una pintura -por ejemplo- podamos sentirnos “bien” aunque después de unos minutos venga cierta tristeza, como una resaca provocada por la belleza. La cantante y compositora Mabe Fratti, logra esto, se cuela en nosotros en forma de música agradable y deseada pero en el fondo nos está atragantando de angustia e introspección. Una introspección que abisma.

Mabe Fratti es una artista que lleva años trabajando en la forma del sonido y todas sus posibles ramificaciones, tiene colaboraciones multidisciplinarias que incluyen el performance, la danza, video arte, entre otras disciplinas. Esta multiinstrumentista juega con los diversos medios a su alcance para hacer sus composiciones, teniendo un espectro muy amplio con una capacidad notable para acoplarse y mutar. En algunos de sus trabajos colabora con music@s como Concepción Huerta, Gibrana Cervantes, Evil Tapes, Roberto Tercero y Osday, que vienen de distintas escenas pero al final comparten el gusto por la experimentación.

Mabe Fratti se cuela en nosotros en forma de música agradable y deseada pero en el fondo nos está atragantando de angustia e introspección. Una introspección que abisma.

Juega sin reglas, involucrando gustos diversos por la música clásica, el ruido y la improvisación libre. El juego es de las primeras cosas que aprendemos y que con los años vamos olvidando, en este afán de tomarnos las cosas “en serio” perdemos mucho y estancamos la imaginación, sin olvidar que nos volvemos ortodoxos, dogmáticos y necios.  Afortunadamente artistas como Mabe se mantienen curiosas, enriqueciendo y replanteando la forma en que se hacen las cosas. El resultado de jugar y combinar nuestros gustos y fijaciones no siempre es el mejor pero esta música siempre -o la mayoría de las veces- llega a buen puerto. En cualquier experimentación se corre el riesgo del desastre pero este no es el caso, prácticamente todas sus composiciones y colaboraciones son  brillantes en cuanto a sonido, estructura e intención.

Mabe Fratti usa el violonchelo, la voz y los sintetizadores para crear piezas que podrían pasar por “música tranquila” o “linda”, lo que sea que eso signifique. Pero si aguzamos la escucha podemos percibir en cada obra varias capas, muchas de ellas catárticas y dolorosas. Nada de lo que compone es por casualidad (aunque eche mano de la improvisación libre), o que se grabe porque se escucha “bonito”. Detrás de la belleza siempre hay una gran sombra trágica. Recuerdo que en una novela, que he olvidado casi por completo, el personaje principal padecía algo extraño; cada que veía algo bello no podía evitar deprimirse y llorar porque sabía que lo bello también muere. Lo bello muere pero tal vez se queda más tiempo en la memoria o al menos se queda para que la vida no sea tan despiadada. La música de Mabe es bella y trágica, está permeada de un dramatismo necesario y justificado, como si fuera la banda sonora de una tragedia moderna. Música de luz y sombra en el escenario apocalíptico actual.

Por ejemplo, “Pronto su cuerpo estaría silencioso: Pronto sería libre” es el sexto corte de su álbum Pies sobre la tierra (2019), editado por Hole Records -de los sellos independientes mexicanos más propositivos y constantes-,  ésta es una pieza dramática y catártica que tiene alcances drásticos, llegando a lo más oscuro de nosotros. Nos dan ganas de llorar, entregarnos al llanto que limpia sin anular una sensación fúnebre. En cada track de este disco deja interactuar libremente lo acústico y lo electrónico mezclándose de una forma natural que funciona a la perfección, entrando de repente con esa voz tan peculiar, sin ninguna prisa. Todo junto es algo difícil de adjetivar o explicar. Cuando entra esa voz, ya estás desarmado, todo lo que dice con esa tonalidad tiene sentido con lo instrumental.

Mabe Fratti, fotografía de Fernando de la Rosa.

Lo último que escuché de esta compositora fue Planos para construir (Hole Records, 2020), trabajo que es un ouróboros de palabras y sonido; colaboraciones entre música y texto que se devoran mutuamente en un banquete consensuado; y su EP  Se parece A (Tin Angel Records, 2020), contiene tres cortes contundentes de una naturaleza etérea, conmovedores y de una densidad sostenida por la voz y las cuerdas que conviven armoniosa y melancólicamente. La obra de Mabe Fratti recomendaría escucharla de manera anárquica/aleatoria. Cada canción y cada álbum tienen vida propia, cuando está por terminar una pieza (ya sea una canción o todo el disco), es probable que te puedas sentir como el personaje de la novela que olvidé casi por completo: triste porque todo lo bello perece también, pero aliviado por lo que acabas de escuchar o como aquel que contempla una pintura hermosa y no pude evitar sentirse miserable y feliz al mismo tiempo por lo cruel y efímero del momento estético.

La música de Mabe es bella y trágica (…) Música de luz y sombra en el escenario apocalíptico actual.

Somos texto, somos nuestra propia narración y lo que hacemos es un reflejo de cada época. En este momento estamos viviendo una carnicería de varias índoles pero al mismo tiempo existen cosas hermosas incorruptibles. Mabe se columpia entre lo deseado/bello armónico y lo tétrico obscuro, como es este mundo,  pereciera que nos atrae (como ciertas figuras mitológicas con su canto) para engullirnos y dejarnos caer en el vacío.

Escucha más de Mabe Fratti en los siguientes enlaces:

https://mabefratti1.bandcamp.com/

https://tinangelrecords.bandcamp.com/album/se-parece-a

 

MÚSICA FEA

“Música fea”, Albania Juárez, 2020.

¿Qué pasa si lo que buscan algunas personas es lo cacofónico, la disonancia y la arritmia?

Créditos:

César I. Oliveros

Nació en la Ciudad de México. Estudió Relaciones Internacionales en la UNAM y se especializó en Derechos Humanos. Nunca ha ejercido su carrera. Desde hace quince años se ha desempeñado como librero, pasando por varias librerías y editoriales.  Actualmente trabaja en EXIT, espacio especializado en libros de arte contemporáneo, libros de artista y fotografías de autor. También ha formado parte de varios proyectos de música experimental enfocada al noise, grind core, free jazz y música electrónica. Tiene un sello con dos colegas que edita en formato cassette desde hace cuatro años llamado Dorados Pantanos y participa en el colectivo RHUINAS, que procura hacer eventos en lugares pequeños con artistas locales y de otros países a precios accesibles. La intención es crear una comunidad más abierta a la experimentación audio visual.

Albania Juárez

Nació en la Ciudad de México, estudió la licenciatura de Letras Modernas Francesas en la UNAM, se especializó en crítica literaria y posteriormente realizó la carrera de artes visuales en la ENPEG La Esmeralda. En el 2015 obtuvo la beca de Baden-Württemberg para terminar sus estudios en la Kunstakademie de Karlsruhe en Alemania, donde tuvo sus primeras muestras individuales de pintura, dibujo y arte sonoro. Su obra explora los conceptos de mística, la arqueoastronomía y los atributos mágico-religiosos de la herbolaria mexicana.