Sonidos Basuritas

Fotografía de Enero & Abril.

 

Por César Oliveros

 

Basuritas es un gato, un gato que, me han contado, le gusta vagar por las calles de la colonia Doctores. Una de las peculiaridades de este felino, es que a veces cuando sus dueños llegan por la noche, él está con los vecinos, que acostumbran beber en  la banqueta (escuchando música con muchos graves desde sus motonetas), dejándose querer a caricias. Este gato fue rescatado de la vagancia eterna o de una muerte prematura, que paga con mucho cariño y carisma. 

Basuritas también es un proyecto de sonidos de la Ciudad de México que han sido rescatados de morir en el olvido, gestado durante el encierro que no acaba. Una percusión, un sintetizador, cualquier generador de ruido o grabaciones de campo, fueron el pretexto para crear 25 Sonidos Basuritas, materializados en su álbum: “Baja fidelidad”, editado por su propio sello Basuritas Records, que se caracteriza por una selección de música extraordinaria y peculiarmente “pasada de moda”. Todas las pistas de este trabajo son cortas y aparentemente simples y minimalistas, pero si se aguza el oído, escucharás muchas capas de ruidos dadaístas bailables, pasajes contemplativos, ruidos “infantiles”, ladridos de perros, gallinas, merolícos, tracks cuasipunks, música concreta… Puede ser que dependiendo quién lo escuche encontrará aquel sonido que le hacía falta. Las canciones son en su mayoría instrumentales pero cada título es sugerente, cinematográfico y literario: “Bikina conoce el amor”, “Androide y su colección de celuloide”, “Danza azteca con Barman y Droguin”, “Obesidad policiaca (puerco come puerco)”, “Patriotas, idiotas, babotas”. Todos estos títulos cuentan una historia retorcida, cómica, obscena y que hace una crítica naíf de la absurda actualidad o que alude a películas o situaciones consideradas feítas.

Fotografía de Lucy Pawlak.

Estas grabaciones que se escuchan con nostalgia y familiaridad, saben a calle y, sobre todo, a tianguis; a la parte de la cháchara, en la cual si tienes buen ojo (oído en este caso) encontrarás tesoros. Julián, fundador del proyecto, es un dedos sucios y un chacharero fundamental para el acervo y la memoria musical que no intenta colgarse medallas ni exotizar el barrio o las comunidades. En sus propias palabras:

“Este proyecto se compone de sonidos simples de conocimiento musical intuitivo, resultado de improvisaciones, de intervenciones a grabaciones, de buscar sonidos a objetos, de copiar melodías de la música popular y de una búsqueda en el oficio del sonido, procurando no se haga distinción entre el ejecutante y el que lo escucha, evitando el afán de la apropiación”.

Fotografía de Enero & Abril.

Basuritas hace y recolecta música popular en el sentido de que el sonido nos pertenece a todos. La música no debería ser elitista o inalcanzable, incluso habría que repensar o cuestionar los derechos de autor y ridiculeces similares. Nadie es dueño de la música ni nadie descubre nada. Nadie es original ni el escucha más visionario. La naturaleza humana, lo que sea que signifique eso, muchas veces es rancia y egoísta, queremos el reconocimiento y los aplausos; cultivamos el hermetismo musical (y del conocimiento en general) para compartir sólo con las personas “aptas” para escuchar ciertas cosas. Sonidos Basuritas no busca ser el arqueólogo musical, ni el etnomusicólogo que mira por arriba del hombro a su objeto de estudio. Tampoco creo que tenga la pretensión de ser un artista famoso que está en los clubs de moda rodeado de “gente bien  bonita” o un investigador que mira desde sus cámaras cómo se comportan los “salvajes”, Basuritas se funde con los otros desde la generosidad y el afán de compartir.

Fotografía de Lucy Pawlak.

Actualmente hay una obsesión con la originalidad o de diferenciarse del resto de la manera más ingenua. Ser el más raro estéticamente se vuelve tendencia pero sin nada disruptivo de fondo. Lo que propone Julián con este proyecto es crear composiciones que parten de una recolección o reciclaje de sonidos que todos entendemos, sentimos, bailamos y hasta tarareamos de manera innata. Basuritas es música colectiva, incluyente, consecuente y en constante proceso, que busca ser accesible y, si se puede, gratuita. Basuritas está en contra de la industrialización del arte en general, se opone a la frivolidad del mercado y a la compulsión por vender y ser visto, gracias a su naturaleza atemporal. Sonidos Basuritas se preocupa poco por los reflectores o ser la novedad y se concentra más en hacerle tributo a un gato carismático. 

Fotografía de Enero & Abril.

Escucha a Sonidos Basuritas dando click en los siguientes enlaces:

https://basuritasrecords.bandcamp.com/

https://www.mixcloud.com/juliendonk/

https://soundcloud.com/tokonoma_records/sakura-vol-2-julian-basuritas-records

 

Música fea

“Música fea”, Albania Juárez, 2020.

¿Qué pasa si lo que buscan algunas personas es lo cacofónico, la disonancia y la arritmia?

Créditos:

 

César I. Oliveros

Nació en la Ciudad de México. Estudió Relaciones Internacionales en la UNAM y se especializó en Derechos Humanos. Nunca ha ejercido su carrera. Desde hace quince años se ha desempeñado como librero, pasando por varias librerías y editoriales.  Actualmente trabaja en EXIT, espacio especializado en libros de arte contemporáneo, libros de artista y fotografías de autor. También ha formado parte de varios proyectos de música experimental enfocada al noise, grind core, free jazz y música electrónica. Tiene un sello con dos colegas que edita en formato cassette desde hace cuatro años llamado Dorados Pantanos y participa en el colectivo RHUINAS, que procura hacer eventos en lugares pequeños con artistas locales y de otros países a precios accesibles. La intención es crear una comunidad más abierta a la experimentación audio visual.

Albania Juárez

Nació en la Ciudad de México, estudió la licenciatura de Letras Modernas Francesas en la UNAM, se especializó en crítica literaria y posteriormente realizó la carrera de artes visuales en la ENPEG La Esmeralda. En el 2015 obtuvo la beca de Baden-Württemberg para terminar sus estudios en la Kunstakademie de Karlsruhe en Alemania, donde tuvo sus primeras muestras individuales de pintura, dibujo y arte sonoro. Su obra explora los conceptos de mística, la arqueoastronomía y los atributos mágico-religiosos de la herbolaria mexicana.