Charles Bukowski es un referente para cualquier escritor en ciernes que vive o se percibe marginal, y Samuel Segura (Ecatepec, 1987) da cuenta de ello en el presente relato, testimonio del encuentro impar y fantasmal entre dos aspirantes a novelistas que se conocen en uno de los tantos talleres literarios que desbordan la Ciudad de México. Aunque existe una diferencia considerable de edad entre el sexagenario Doktor -profesor retirado y amante de la literatura rusa del siglo XIX- y el joven escritor de Por tu maldito amor, borrador de novela que narra las aventuras de un grupo de inexpertos mariachis en busca de un nombre en la música popular mexicana, ambos logran conectar gracias al libro Pulp, última novela del mencionado escritor norteamericano muerto hace ya veintiséis años.

Roxana Sámano escribe, desde la incertidumbre del presente, sobre el escritor chileno Pedro Lemebel (1952-2015), quien irrumpió en las letras y cultura chilena a mediados de los años ochenta del pasado siglo, para subvertir, incomodar y aportar un nuevo lenguaje capaz de desequilibrar la moral de la sociedad de su tiempo -la conservadora y la revolucionaria-. “No soy Pasolini pidiendo explicaciones, no soy Ginsberg expulsado de Cuba, no soy un marica disfrazado de poeta. No necesito disfraz. Aquí está mi cara. Hablo por mi diferencia. Defiendo lo que soy y no no soy tan raro” sentenció Lemebel, maquillado y vestido de tacones, en un acto político de los partidos de izquierda en septiembre de 1986, en Santiago de Chile.

Desgrasia Jubenil es una banda punk no porque cumplan con esta etiqueta de vestimenta casi de uniforme, sino por todo lo que les rodea: canciones rápidas con pocos acordes, letras politizadas y rechazo a los patrocinadores y el éxito comercial. Pero, sobre todo, porque enarbolan el cinismo en su sentido original y crítico: viven de acuerdo a su naturaleza y desprecian el progreso y la civilización. “La civilización es el mal y la felicidad es la autarquía”.

Hospital de México, proyecto en solitario del compositor defeño Esteban, se recrea sin complejos en un sonido sucio y aparentemente descuidado, casi de grabación casera, para pescar el espíritu perennemente ruidoso y violento de la Ciudad de México. Las letras de sus canciones no son menos crudas y directas, cercanas a la crónica y a la poesía desenfadada y marginal. Hospital, es uno de esos proyectos de música contaminada que dan oxígeno a la escena musical y hasta literaria actual, y cuyo material amerita ser escuchado, como toda gran obra, de principio a fin.

En esta breve ciencia ficción, Mauricio Patrón Rivera, cual oráculo de Delfos, sacude la amnesia provocada por el trauma. Volcada en un tiempo futuro, y en abierta referencia al filme de culto El planeta de los simios (Franklin Schaffner, 1968), Segunda visita del Eternal Hispanic narra la misión de exploración y reconocimiento, post-apocalíptica, de dos argonautas siderales, en donde la memoria y la consciencia especular develan la identidad real de los antiguos dueños de la tierra.

César Oliveros presenta su nueva columna quincenal Música fea, un espacio en donde nos transportará hacia los confines de la armonía. En esta primera entrega, Oliveros esboza una defensa de la estética de la fealdad, de la antimúsica y de los “proyectos apestados y rechazados” que no encuentran cabida en el canon de belleza ni en la industria musical reinantes. El proyecto experimental Orutzakiloji, una mezcla de música bailable con black metal, death metal, speedcore, grindcore, harsh noise y hip hop, es el primero de muchos más que tendrán entrada en Máquina.