Los durmientes de Fernando Brito

Dios se olvidó de los durmientes

 

…duerme; bajo la nube, extendido en la hierba,
pálido en verde lecho donde llueve la luz.
Los pies en los gladiolos, duerme. Sonríe como
sonreiría un niño enfermo; se da un sueño;
Naturaleza, mécelo con calor: tiene frío.
Los perfumes no hacen que su nariz palpite;
está durmiendo al sol, con la mano en el pecho,
tranquilo. Hay dos rojos huecos en su lado derecho.

Arthur Rimbaud, “El durmiente del valle” (fragmento)

 

Duermen sobre la tierra húmeda y bajo un cielo plomizo que apenas deja distinguir sus siluetas; duermen sobre pastizales áridos, entre la hierba espesa y sumergidos en ciénagas perdidas. Amortajados, conservan el rastro de la humillación y la tortura. Al amanecer preguntarán por ellos. Los más pequeños no llegarán a la escuela y los padres de familia no estarán a tiempo para ir al trabajo. Semidesnudos, la piel llagada, han caído al abismo con los ojos vendados. No verán sus cuerpos desangrándose en la superficie de arenales infinitos; no sentirán el fuego sobre la carne, ni escucharán los lamentos de quienes se han acercado con la esperanza de reconocerlos. Los niños ya no sentirán frío en su carne muerta y sus miembros dispersos por los pedregales serán roídos por las aves carroñeras. Los han dejado en fila, boca abajo, a la orilla de una carretera; los han exhibido en un puente como carteles colgantes. Un joven reposa entre los surcos de un terreno de cultivo; pero no germinará ninguna cosecha salvo las osamentas sembradas por todas partes. Duermen bajo un cielo que se ha olvidado de su sueño, que los ha dejado convertirse en materia putrefacta. Dios se olvidó de los durmientes, las cuencas de sus ojos se han llenado de insectos y la sangre ha convertido los llanos en rojos pastizales. Cuando el cielo se nuble, los cuerpos descenderán en gotas de lluvia como marionetas rotas; descenderán buscando refugio en desiertos remotos donde jamás serán hallados.

Sobre el polvo retumban los huesos, sobre el polvo los cuerpos dejan crecer en silencio su discurso muerto. En el más intenso de los atardeceres, cuando el sol ilumina por última vez los cuerpos inmóviles, Fernando Brito fija el instante de la muerte y le devuelve dignidad, humaniza el sueño profundo de los durmientes como un resplandor eterno.

L.L

 

*

 

Fotografía de Fernando Brito de la serie “Tus pasos se perdieron con el paisaje”.

 

 

Fotografía de Fernando Brito de la serie “Tus pasos se perdieron con el paisaje”.

 

 

Fotografía de Fernando Brito de la serie “Tus pasos se perdieron con el paisaje”.

 

 

Fotografía de Fernando Brito de la serie “Tus pasos se perdieron con el paisaje”.

 

 

Fotografía de Fernando Brito de la serie “Tus pasos se perdieron con el paisaje”.

 

 

Fotografía de Fernando Brito de la serie “Tus pasos se perdieron con el paisaje”.

 

 

Fotografía de Fernando Brito de la serie “Tus pasos se perdieron con el paisaje”.

 

 

Fotografía de Fernando Brito de la serie “Tus pasos se perdieron con el paisaje”.

 

 

Fotografía de Fernando Brito de la serie “Tus pasos se perdieron con el paisaje”.

 

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Fernando Brito es fotógrafo (Culiacán, Sinaloa). El concepto que Brito ha desarrollado en la fotografía de nota roja en proyectos como “Tus pasos se perdieron en el paisaje”, es sin duda un parteaguas en la imagen documental relacionada con el crimen producida en México. Entre sus premios destacan el Descubrimientos PHE de Photo España, el World Press Photo, WPO de Sony y la Bienal del Centro de la Imagen en México.