Por Olivia Paroldi
Nací en París y crecí en París y Marsella. Ahora vivo en Cannes, donde está mi taller.
Grabadora desde hace más de 15 años, me comprometo a perpetuar los gestos tradicionales ancestrales para ponerlos al servicio de la libertad artística contemporánea. El grabado se ha convertido, a lo largo de los años, en mi medio preferido. Empecé a poner mis impresiones en las calles hace 8 años. El objetivo en ese momento no era solo hacer más visible mi trabajo o incluso dar a conocer mi técnica gráfica, sino hacer que la calle funcione. Un trabajo espontáneo y libre del que somos los actores. Al elegir los muros de nuestras calles como soportes, pretendo dar a mis grabados una dimensión accesible y popular, para trabajar por una forma de arte libre y ofrecida.
La calle es el lugar que nos une de forma espontánea, el espacio de todos los encuentros. Pegadas a las murallas de la ciudad, mis imágenes cuentan un momento de la vida para quienes quieren verlas. Son pequeñas vidas de papel, imaginarias pero siempre inspiradas por nuestra realidad, nuestras emociones comunes.
Mis grabados deambulan entre las páginas de los libros de artista y las paredes de nuestras calles, libres y siempre efímeros. El grabado y la estampa son para mí medios para hacer visible el paso del tiempo, por lo que muestran y por lo que son.
Mis imágenes vienen al encuentro de las miradas en los muros de nuestras ciudades, invitan a los transeúntes a ralentizar el paso y a contar una historia, unos segundos, unos minutos, para cambiar el ritmo frenético de su vida diaria.
También es un trabajo fugaz. Las estampas pegadas en las paredes conviven con el lugar elegido unos meses antes de que la lluvia y el viento las hagan desaparecer. Este tiempo habrá permitido que se inscriban en la memoria de los habitantes y en la energía del lugar. Esta forma de arte urbano coloca el lugar y la impresión al mismo nivel de importancia, por eso elijo mis lugares la mayor parte del tiempo antes incluso de comenzar a grabar o dibujar.
La obra está completa una vez pegada en la calle. Me gusta la idea de que mis diseños constan de tres elementos fundamentales: impresión, calle y tiempo.
Me gusta especialmente su aspecto efímero, no son de nadie ni de todos. Son visibles durante unos días o unos meses y luego se hacen un lugar en la memoria de los transeúntes y del lugar.
Habitualmente digo que la más importante de mis materias primas es mi sensibilidad como artista, como mujer y como madre. Esta es sin duda la razón por la que las emociones humanas ligadas al paso del tiempo están muy presentes en mi obra.
Mis grabados muestran regularmente a niños porque a mis ojos simbolizan toda la fuerza y la fragilidad humanas. Mis niños de papel llevan varios años posados en las paredes de ciudades de todo el mundo para retratar lo que no vemos y que echó raíces en la infancia.
Captan la atención de los transeúntes y arrojan luz sobre determinadas emociones, como testimonio de humanidad.Estos jóvenes personajes, portadores de significado, han encontrado su lugar en lugares simbólicos de Francia, Italia, México, Túnez y los Balcanes. Estos niños son míos, estos niños son un poco como yo…
Mis estampas están dirigidas a todo el mundo, hablan un lenguaje gráfico universal para evocar temas que nos unen: infancia, autoconstrucción, paso del tiempo, deambulación, inmigración, esperanza, alegría vital …
Me gusta la idea de intentar lograr gráficamente un estado poético que refleje el silencio de determinadas vidas. Dar algo para ver de otra manera o para volver a ver.
Créditos:
Olivia Paroldi
Nació en París, Francia en octubre de 1981 y creció en Marsella. Actualmente vive y trabaja en Cannes. Grabadora desde hace más de quince años.