Judit Polgar: “Soy extremadamente racional”

"El caballo puede llegar a ser una pieza imprevisible". Ilustración de Jorge Durón, 2020.

 

Por Heriberto Mojica

 

En el marco de la Gran Feria del Ajedrez convocada por  la UNAM en el año 2010 como parte de las celebraciones de su centenario, visitaron la Ciudad de México dos de los más grandes ajedrecistas de todos los tiempos y los máximos campeones mundiales: los rusos Garry Kasparov y Anatoli Karpov. Sin demasiados reflectores, se presentó también la húngara Judit Polgar, considerada la mejor ajedrecista de la historia y la primera y única hasta el día de hoy, en obtener una puntuación superior a los 2700 Elo en la clasificación de la FIDE, además de haber  ostentado el título de campeona mundial femenil desde 1989 hasta su retiro en 2014.  Tuve la oportunidad de conversar con esta magnífica ajedrecista para la radio cultural universitaria Radio UNAM y hoy, en exclusiva para la revista Máquina,  presentamos la entrevista inédita. En ésta, Polgar comparte su experiencia única como competidora de élite en los torneos absolutos integrados casi exclusivamente por hombres, además de ofrecernos su particular visión del prestigioso juego.  

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Judit Polgar sonríe sin aspavientos tras escuchar la pregunta inevitable, una que seguramente  le han formulado una y otra vez pero en los diversos idiomas de los numerosos países en los cuales ha disputado sus partidas. Aunque eres la mejor jugadora de la historia del ajedrez, hay muy poca participación de las mujeres en este juego,  ¿existe una exclusión de género?

Polgar está sentada en un sofá negro, esquinado en el lobby de un lujoso hotel al sur de la Ciudad de México, su codo izquierdo se apoya en el brazo del mueble y su torso está ligeramente inclinado hacia el frente, su expresión en todo momento es relajada; es 2010 y ella ya no está clasificada entre los diez mejores ajedrecistas del mundo, debido sobre todo a sus ausencias en periodos de maternidad, pero ha vuelto del retiro para competir de nuevo al más alto nivel.

“Creo que la principal razón es la tradición”, responde la ajedrecista húngara. Su sonrisa nunca desaparece. “Las mujeres representan un porcentaje muy pequeño de la totalidad de jugadores y jugadoras de ajedrez en el mundo, tan solo  alrededor de un 3 o 4 %.  La otra razón es que las propias mujeres no consideran el ajedrez como una profesión real, no lo ven como una opción.   Aunque en las últimas dos décadas hay cada vez más mujeres que lo asumen como una profesión y una opción de vida, sin embargo, para muchas su meta no es convertirse en campeonas mundiales”.

Polgar se negó desde muy temprana edad a participar en competiciones exclusivas para mujeres y solamente compite en torneos absolutos, en donde los hombres son una mayoría abrumadora.  De entre los jugadores que la subestimaron, destaca el ruso Garry Kasparov, quien está en el mismo lobby, a unos cuantos metros de distancia, atendiendo otra entrevista, y al cual logró derrotar siendo él el campeón mundial. ¿A ti qué te hizo asumir el ajedrez de forma diferente al resto de las mujeres?

Crecí en un ambiente muy especial con una familia muy especial. Mi padres decidieron que haríamos la escuela en casa y nos enfocaríamos en el ajedrez desde una edad muy temprana.  Cuando comencé a jugar ajedrez a los cinco años, mis dos hermanas mayores ya lo jugaban, una de ellas tenía ya sus primeros éxitos significativos”.

Las hermanas Judit y Sofía Polgar en la Olimpiada de Ajedrez de Salónica, 1988.

Las hermanas  Susan -Gran Maestro y alguna vez campeona mundial femenil- y Sofía -Maestro Internacional y ganadora del Torneo de Roma, recordado como el “saqueo de Roma” porque derrotó sorpresivamente a varios Grandes Maestros con una puntuación de excelencia- compitieron en equipo junto a Judit en las Olimpiadas de Ajedrez de 1988, en Salónica, Grecia. Juntas se llevaron la medalla de oro representando a Hungría, destacando por encima de la poderosa Unión Soviética y la antigua Yugoslavia. Judit fue una niña prodigio que alcanzó el título de Maestro Internacional a los doce años, un logro extraordinario en el mundo de los hombres e inexistente en el de las mujeres. Sobre esto, abunda:

“Al hacer la escuela en casa, practicaba ajedrez diario y cada vez le dediqué más y más tiempo, así que me volví profesional a una edad muy temprana. Tuve mi primer gran logro internacional a los nueve años de edad y entrenaba tan arduamente como cualquiera de mis competidores hombres. Esto no ha sido el caso para muchas otras mujeres”.

La ajedrecista se convirtió en Gran Maestro a los quince años, rompiendo un récord que hasta ese entonces ostentaba el norteamericano Bobby Fischer. En su lista de oponentes derrotados destacan figuras legendarias de este deporte como Boris Spassky, Anatoli Karpov, Vaselin Topalov y el actual campeón mundial Magnus Carlsen. Pero su victoria más significativa fue contra Kasparov en el año 2002, el ruso era en aquel entonces el número uno del mundo, además de ser considerado el mejor de todos los tiempos, pero esa victoria fue especialmente dulce para Polgar, porque le supo a venganza.

La historia entre ambos se remonta a su primera partida, en 1994, cuando Polgar fue invitada a competir en Linares, España contra los mejores del mundo con tan solo 17 años de edad. En la partida contra Kasparov, el ruso le llevaba una ventaja considerable cuando titubeó en el movimiento de su caballo y cambió su trayectoria a otro escaque del tablero. Esto no es algo permitido pero el arbitro del juego no señaló la falta a pesar de haberla visto y de ser recriminado con la mirada por una muy joven Judit Polgar. Se cuenta que Polgar le echó en cara su acción al campeón en el bar del hotel, además de que la propia húngara se encargó de hacer del dominio público lo sucedido. Al ser cuestionado por los reporteros, Kasparov  minimizó el hecho respondiendo que Polgar haría bien en aprender algo de modales, y la describió como una “marioneta de circo”, es decir, alguien que estaba ahí porque saciaba el morbo de la prensa.  “Las mujeres” -enfatizó- “deberían atenerse a tener hijos”.

Garry Kasparov (izquierda) y Judit Polgar (derecha) en el torneo “Rusia vs el resto del mundo”, en esta partida Polgar venció finalmente al ajedrecista ruso, 2002.

Desde entonces, ambos ajedrecistas han hecho las paces y Kasparov, en particular, ha reconsiderado críticamente su posición sexista. El ruso reconoció la enorme trascendencia de las hermanas Polgar para romper las barreras de género y los estereotipos del jugador de ajedrez.

No obstante, en referencia al estilo de juego agresivo e intenso característico de Polgar, Kasparov escribió en su libro Cómo la vida imita al ajedrez, que “si  basándonos en el estilo de Polgar, ‘jugar como una chica’ significa algo en ajedrez…significa una agresividad incansable”. Sobre la mirada prejuiciada hacia el rol y los rasgos de carácter de las mujeres, también conversamos con la gran ajedrecista. Se suele decir que los hombres son más racionales que las mujeres, ¿tú que piensas de ello, ha influido esta visión en el ajedrez como tal?

“Bueno, las mujeres piensan diferente, sobre esto no tengo dudas, nosotras tomamos decisiones y aportamos soluciones de una manera distinta, pero eso no resulta mejor o peor para los hombres. Es decir,  sí, nosotras somos diferentes, pero, por ejemplo, yo soy una persona extremadamente racional”.

Polgar medita unos segundos su respuesta y añade: “Sin embargo, tal vez eso también se deba al hecho de que crecí compitiendo con hombres -mi entrenador es hombre-, así que fui criada como un chico si lo vemos  desde la perspectiva de mi entrenamiento y el enfoque totalmente serio que le di al ajedrez desde un comienzo, así que, desde esa perspectiva,  no soy muy emocional como probablemente lo sean otras mujeres”.

Como sea, Judit Polgar humilló al gran campeón ruso con tan solo 24 años de edad, en una partida inolvidable que en su momento final se convirtió en una batalla entre las torres negras de la húngara atacando por el centro del tablero, y las torres blancas del ruso haciendo lo propio por los flancos. Polgar terminó barriendo los peones de Kasparov y éste se vio obligado a renunciar a la partida.  A la fecha, ella  considera esta victoria  una de las más trascendentes de su carrera profesional.

¿Crees que existan otra clase de habilidades y aptitudes que sean importantes en el ajedrez y no se relacionan con su fama de deporte “cerebral”?

Bueno, para ser exitoso en cualquier deporte se necesita de mucho carácter. Todos los ajedrecistas de élite tienen una personalidad fuerte, pero además tienes que tener pasión por el juego y estar siempre  dispuesto a competir y luchar, tienes que amar los retos difíciles, que ellos sean tu motivación. La motivación es, en lo fundamental, la llave para el éxito. También tienes que tener un alto sentido de autocrítica todo el tiempo porque esa es la única manera en que mejorarás tu rendimiento en el juego. Así que tienes que tener muchas cualidades diversas para  ser muy exitoso a un nivel muy alto, especialmente por un periodo prolongado”.

Judit Polgar, 1992.

A lo largo de la historia moderna hemos tratado de confrontar la inteligencia humana y la inteligencia artificial; películas como 2001: Odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968) especulan con esta manía, en algún momento del filme, la computadora HAL demuestra su superioridad sobre el tablero de ajedrez. Cuando el entonces campeón vigente Garry Kasparov fue derrotado por la computadora Deep blue en 1996, finalmente el sueño de los ingenieros de la programación se hizo realidad.  Preguntamos a Polgar su opinión sobre la afamada relación antagónica entre el hombre y la máquina en el ajedrez.

“Creo que  fue de sumo interés por varios años, en especial cuando Kasparov competía contra la máquina Deep blue,  porque las partidas entre hombre y máquina eran muy reñidas, muy serias; se volvió una batalla, y cuando estas batallas son tan reñidas se vuelve extremadamente atractivo presenciar quién es el que gana al final. Pero hoy se ha vuelto diáfano que las computadoras superan sin problemas incluso a los mejores ajedrecistas en cualquier torneo, así que hoy en día los propios jugadores utilizan como una herramienta a su favor la ingeniería computacional para mejorar su desempeño. De hecho, las computadoras han cambiado profundamente el juego mismo porque todo mundo está utilizando las máquinas de inteligencia artificial y los programas computacionales para ayudarse. El ajedrez mismo se ha vuelto más interesante porque estamos apoyándonos en las ideas que las computadoras nos sugieren. Esto ha cambiado totalmente el ajedrez mismo en la última década”.

El movimiento de las distintas piezas sobre el tablero responde a tácticas y estrategias de juego diferentes pero habrá algunas que pueden funcionar mejor a la defensiva y otras en el ataque. Teniendo en cuanto la fama de Polgar como una jugadora agresiva, le preguntamos si tiene una pieza favorita

“El caballo. Posiblemente es porque con él he ganado muchos juegos y puede llegar a ser una pieza imprevisible”.

Sobre el empleo de las jugadas, le preguntamos cuál es la que más le ha exigido por parte de sus oponentes.

“[Más que una jugada en particular] yo diría que el final de la partida [el end game] es la etapa más difícil del juego. Aunque mi mamá me dice que cuando quedan pocas piezas sobre el tablero es cuando mejor entiende el ajedrez, yo creo que esa etapa final es la más complicada porque podemos cometer errores con cualquier movimiento”.

Judit Polgar y sus hermanas han contribuido como nadie más en el ajedrez a que el adjetivo “masculino” en los torneos y la especificación del título de las mujeres como “Mujer gran maestro” se hayan convertido en anacronismos, reconoce el propio Garry Kasparov en una sección dedicada a ellas en su mencionado libro. La genialidad demostrada a muy temprana edad y el rápido ascenso de las hermanas Polgar al Olimpo de los ajedrecistas de élite, disiparon la validez de cualquier argumento sexista en contra de las mujeres que compiten en uno más de los tantos “juegos de hombres”. Como señala Kasparov en un fragmento de su libro: “Las Polgar demostraron que no existe ninguna limitación inherente a sus aptitudes, una idea que muchos disfrutaban defendiendo, hasta que empezaron a temer que les pulverizara una chica de doce años con coleta”.  Sobre esta clase de conflictos humanos que se trasladan de la vida cotidiana al tablero de ajedrez, preguntamos por último a Judit Polgar si podría establecer una relación entre el ajedrez y la vida.

“Crecí viviendo mi vida a través del ajedrez y éste involucra creatividad, pensamiento lógico, racionalidad, combinar distintas ideas, planificación; pero también  tiene que ver con lograr procesar el éxito o aceptar derrotas terribles; así que sí hay una conexión  entre el ajedrez y la vida, sí”.

La conversación llega a su fin, Polgar, siempre atenta y sonriente, extiende su mano para estrecharla con calidez y se esfuerza en decir unas palabras en español: “Hola, soy Judit Polgar, la mejor ajedrecista del mundo”.

 

 

Créditos:

 

Fotografía: Rodrigo Morales.

Heriberto Mojica es filósofo por la UNAM y guionista egresado del CCC, también hace la revista digital Máquina con su camarada Leopoldo Lezama.

 

Jorge Durón es pintor, originario de Coahuila y radicado en la ciudad de Querétaro, México.