El presente ensayo es una breve reflexión sobre el papel del arte en nuestros días a partir de la multipremiada película Roma. Tomado como fuente la sentencia del filósofo francés Jean Baudrillard de que “vivimos en un mundo de simulación” en donde “la más alta función del signo es hacer desaparecer la realidad y, al mismo tiempo, enmascarar esta desaparición”, Frida López Rodríguez entiende el hiperrealismo desplegado en la película del mexicano Alfonso Cuarón como una sucesión de simulacros que suplantan a la realidad. Esto es así porque en la cultura del simulacro (otra manera de nombrar a la sociedad del espectáculo), el hiperrealismo en el arte cumple la tarea de disimular la ausencia de sentido. Ya sólo quedan simulacros.