Esta manera de diseñar e implementar políticas públicas, que se desvían del interés general y de la justicia social, se apoya en un andamiaje teórico neoliberal que transforma a las instituciones públicas en empresas educativas. Política de mercado trasplantada a política educativa por mandato de los organismos internacionales, los cuales vigilan y sancionan el cabal cumplimiento de sus recetas para el desarrollo. Desde luego, cabe decir que, para que estas prácticas se implementen, se debe contar con sectores políticos, sociales y económicos, incluso académicos, que las respalden; ciudadanos que vean con buenos ojos a la competitividad como mecanismo para acceder a los servicios públicos universales de calidad, como si se tratara de un bono adicional para los jóvenes ejemplares, privilegiados: el premio a la productividad educativa, no a la demostración del proceso de aprendizaje, o los justos rendimientos de la inversión familiar, a una vida de sacrificios personales.
Sergio Osorio

Luis Villoro Toranzo (1922-2014) es uno de los filósofos y académicos más importantes que han estudiado el pensamiento y la cultura en México, en particular las ideas y valores del indigenismo. En los años cincuenta fue parte del grupo Hiperión, junto con destacados filósofos como Leopoldo Zea, Joaquín Sánchez McGregor, Emilio Uranga y Ricardo Guerra (influenciados por el existencialismo) quienes se enfocaron en establecer puentes entre la filosofía mexicana de principios del siglo XX y la filosofía europea contemporánea, con la finalidad de pensar los distintos significados de “el ser mexicano”, y de esta forma tener una mejor comprensión de la realidad histórica mexicana. Entre sus múltiples trabajos filosóficos (los vínculos entre el conocimiento y el poder, el pensamiento de Husserl y Descartes, las filosofías del Renacimiento y la India) destaca su reflexión constante sobre la justicia y la pluralidad social, la búsqueda de la comunión con los otros y el respeto a los derechos universales y la diversidad cultural. Sus libros dedicados al indigenismo en México y el planeamiento de un “estado plural”, sus estudios sobre la ideología en procesos como la Revolución mexicana y la Independencia, son muestra de la inquietud de Villoro porque el gran concepto de una “ética política” sea una práctica más que una utopía. Para Villoro, la ética y el respeto son los elementos esenciales que pueden cimentar las bases de una sociedad justa e inclusiva: la búsqueda de un bien común por encima de los intereses individuales.