En esta breve ciencia ficción, Mauricio Patrón Rivera, cual oráculo de Delfos, sacude la amnesia provocada por el trauma. Volcada en un tiempo futuro, y en abierta referencia al filme de culto El planeta de los simios (Franklin Schaffner, 1968), Segunda visita del Eternal Hispanic narra la misión de exploración y reconocimiento, post-apocalíptica, de dos argonautas siderales, en donde la memoria y la consciencia especular develan la identidad real de los antiguos dueños de la tierra.

Es en Mazatlán, Sinaloa, donde comienza su carrera literaria una de las cumbres del modernismo hispanoamericano: Amado Nervo. Parte importante de esa primera obra, nos dice Pável Granados, la escribió en “la crónica semanal, en la narración de los bailes, las serenatas, las escenas cotidianas, la disciplina de consignar frases corrientes, la vida de las calles”. Al tiempo que arroja luz a una etapa no muy conocida de la obra de Nervo, Granados rescata la tradición musical mazatleca de entonces, y sus representantes y géneros célebres, como el vals, “primer baile de pareja, lo que permitía a un galán murmurar palabras al oído de su enamorada mientras la tomaba por el talle”.

César Oliveros presenta su nueva columna quincenal Música fea, un espacio en donde nos transportará hacia los confines de la armonía. En esta primera entrega, Oliveros esboza una defensa de la estética de la fealdad, de la antimúsica y de los “proyectos apestados y rechazados” que no encuentran cabida en el canon de belleza ni en la industria musical reinantes. El proyecto experimental Orutzakiloji, una mezcla de música bailable con black metal, death metal, speedcore, grindcore, harsh noise y hip hop, es el primero de muchos más que tendrán entrada en Máquina.