Máquina para polímeros

Victoria Núñez Estrada (1989), es una reconocida artista visual que vive y trabaja en la Ciudad de México. Sus exploraciones se basan en la evolución del lenguaje pictórico y gráfico; también realiza esculturas acompañadas de narrativas. Su obra propone conceptos versados en la construcción de identidad, para reflexionar en torno a lo perdido y lo evocativo, principales fenómenos que enmarcan su trabajo. En el proyecto “Máquina para polímeros” aborda el problema de la austeridad, la reutilización y la repetición de materiales básicos con la finalidad de reinterpretar símbolos comunes e imaginar nuevos espacios y cuerpos.

Javier Gutiérrez “Coyote”, artista plástico y novelista gráfico, es el creador de La devoradora, proyecto atrevido como pocos dentro del cómic mexicano. Psicodelia activa es una selección de pinturas y dibujos del autor que en su opinión refieren “a la capacidad de controlar el efecto de disociación cognitiva a un universo divergente, involucrando nuevas perspectivas y estados alterados”.

El proyecto colaborativo fotográfico “El cuerpo re-significado: Espectro remoto” es la primera serie colaborativa entre el fotógrafo mexicano David G. Martínez y la antropóloga polaca Karolina Pasionek, y tiene como una primera intención la búsqueda de una ficción narrativa entre tiempo, espacio y cuerpo, mediante posibles transfiguraciones sugeridas por puntos de referencia corporal, formas y texturas dentro de un espacio decadente, abandonado y espectral. La serie aborda un diálogo tecnológico en donde la textura del haluro fotográfico y su descomposición son parte del discurso estético, mediante la apropiación y manipulación digital del antiguo formato fotográfico y su yuxtaposición con la metaimagen contemporánea a partir de un soporte digital portátil.

El historiador del arte Georges Didi-Huberman ha planteado una novedosa forma de pensar la exposición artística como un lugar donde debe incitarse el cuestionamiento y la acción. En Didi-Huberman, nos dice Amira Baltézar, los museos, las galerías, incluso conceptos como el “montaje”, dejan de ser un recinto neutro para convertirse en un espacio político; “un llamado a tomar postura”.

El cine mexicano que ha abordado la extrema violencia que se vive en México desde hace varios sexenios, nos dice Luis Fernando Gallardo, ha sido un elemento esencial para romper el pacto de censura entre el gobierno y los medios de comunicación. Se trata de un tipo de cine que es a un tiempo arte, documento y denuncia, pues ha puesto en los ojos del mundo problemáticas como los muertos del narcotráfico, el drama de los migrantes o el horror de los feminicidios. Cintas como “El violín” (2005) de Francisco Vargas, “Las elegidas” (2015) de David Pablos, o “Tempestad” de Tatiana Huezo (2016), confirman lo que dice Gallardo: “La realidad es tan cruda que los artistas toman dictados de la realidad. No es necesario crear mundos”.

El concepto que Fernando Brito (Culiacán, Sinaloa) ha desarrollado en proyectos como “Tus pasos se perdieron en el paisaje”, es sin duda un parteaguas en la fotografía de nota roja producida en México. Al margen de la conmoción que provocan las imágenes de asesinatos que llenan las páginas de los diarios mexicanos, los durmientes de Brito sugieren otras sensaciones extraídas de esos mismos escenarios: la soledad, la tristeza, el abandono y una forma de ternura capaz de crear una estética poderosa y original. La obra de Brito demuestra que los límites entre la muerte, el horror, la compasión y la belleza son siempre permeables.

Presentamos una muestra fotográfica de Pedro Alan Ciares (un conjunto de imágenes realizadas en formato de 35mm), que son un recorrido por distintos paisajes, desde el mar, el bosque y la urbe, donde llama la atención la sutileza con que logra imprimir el enigma de los atardeceres y de los caminos; las vías de ferrocarril, las terracerías, las carreteras. Dice Ciares de su propio trabajo: “El tiempo pasa, ese momento se extingue y de alguna manera logramos resucitarlo a través de la fotografía. Es como si hubiésemos descubierto la manera de imprimir recuerdos”.

En el imaginario de Alejandra Trazos las formas relucen, levantan rostros, selvas y ciudades, pero es el espíritu el que centellea; en sus dibujos conocemos la fisionomía de un espacio pero nos queda también el registro de su contextura anímica: la ciudad triste, el campo solitario, el café reflexivo. Nerviosa, con una intensidad de llamarada obsesiva, la mano de Alejandra ha logrado replegar a las formas para que no se extravíen: para no dejarlas retornar a la nada que eran.

El cine de Felipe Cazals se basa en una estética que busca mostrar de manera crítica problemáticas sociales del México del último medio siglo. “Cazals no hace panfletos: ejerce la denuncia”, nos dice Luis Fernando Gallardo en el presente ensayo donde hace una valoración general de la producción cinematográfica de uno de los grandes cineastas mexicanos. En cintas como “Canoa”, “El Apando” o “Bajo la metralla”, la exposición de una realidad cruda es la base para el desarrollo de un cine de gran ejecución artística y de alto valor documental.

El presente ensayo recorre la trayectoria de Tony Scott, célebre director de Hollywood quien un 19 de agosto del 2012, a los 68 años de edad, se lanzó del Puente Vincent Thomas de Los Ángeles, poniendo fin a una carrera de treinta años de éxitos. ¿Qué hace que un hombre con la vida aparentemente resuelta decida acabar con ella?

La tarde del pasado 19 de septiembre, el fotógrafo Rodrigo Rodríguez salió a las calles de la ciudad de México a recoger imágenes del sismo. Sus fotografías representan uno de los acervos más sorprendentes del desastre, pero también de la oleada de solidaridad y participación ciudadana, que hoy representa la vanguardia en la construcción de una nueva ciudad.

El crítico de cine Luis Gallardo nos habla de la enorme dificultad de llevar a la pantalla grande la obra de Juan Rulfo, lo que se ha visto en los fracasos de las dos adaptaciones de “Pedro Páramo”, la de Carlos Velo de 1967, y la de José Bolaños de 1978. En ambas cintas (además de no ser muy fieles a la novela) no logra sentirse el hondo lenguaje poético de Rulfo, y las muchas características linguísticas, textuales, que hacen grande la obra del narrador jaliscience.