Caracoles

 

 

Natalia González Gottdiener

 

Caracol negro, caracol blanco; distantes, pero visualmente cercanos el uno del otro.

En un diálogo alegórico de Federico García Lorca una señorita lee un libro que a nadie le gusta, junto al arroyuelo. Una ratita ha visto que las zarzamoras han brotado y se acerca.

Los diálogos surrealistas de Lorca son un río de sugerencias. Caracol blanco cabila, hace una pausa; caracol negro permanece en silencio, se estremece. Solas trascurren la tarde, la escena; la señorita, las ratas, la voz que grita “zarzamora”.

Desde Otelo en Shakespeare ya se veían los celos en la pareja. En la Biblia los celos se ven en José cuando los hermanos lo venden. Sólo son benéficos los celos en Tartufo, cuando Orgón descubre gracias a la escena preparada por su esposa la clase de bribón que es Tartufo. El “¡Ay!” final del caracol blanco puede que sea para llamar al negro, o porque ve lo que ocurre con las ratas, o con la señorita. En esta escena yo decido ser el caracol blanco, yo digo “¡Ay!” cuando el caracol negro abandona la escena.

Vuelvo a las ratas y la señorita, al diálogo de los caracoles: silente el negro y en “¡Ay!” el blanco. Pienso en una foto tomada en el jardín a unos hongos este verano, poco antes de la entrada del otoño. Dos caracoles quedaron pegados al segundo día de lluvias frente a una comunidad de hongos a la que había nacido enfrente otro hongo como una gran muralla. Los caracoles, en lo suyo, ni atención ponían.

¿Sí la señorita hubiera visto las ratas qué hubiera hecho? ¿Qué despierta a celos a una persona?: Una voz oscura que grita “¡zarzamora!, ¡zarzamora! ¡zarzamora!”, un caracol negro silente y sobrecogido, una señorita cuyos terrones de azúcar devoran las hormigas sin que ella preste atención ¿Qué tiene que ver esto con los celos? En sí, sólo los que tuve por unos caracoles pegados uno al otro en amor seguro; mientras las lluvias jugaban a sembrar hongos, poner murallas y ponernos a imaginar situaciones. Todo amor donde se deja entrar los celos malos es un amor inseguro; sea en pareja, en comunidad o con una misma. Lean el “Diálogo de los dos caracoles” de Lorca sin recelos y sabrán.

 

 

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Natalia González Gottdiener es poeta, ensayista y profesora de literatura.