“En la música, géneros como el death metal, gore, el grindecore, powerviolence, el mincecore… exaltan lo más abyecto de la especie más abyecta: los humanos. Algunas veces estos estilos hacen una crítica desde posturas políticas como antifascistas, antiespecistas, anarquistas … y en otras ocasiones la crítica viene de manera más nihilista, irónica y burlona. Como es el caso de la banda campechana que nos ocupa: Goeychivo… La banda aparentemente no tiene pretensiones intelectuales ni profundas, pero refleja el hartazgo frente a una sociedad absurda, conservadora, violenta, consumista y moralista que poco ha cambiado y evolucionado como se cree ingenuamente. Los gritos y el ruido desbordado de Goeychivo puede llegar a ser terapéutico, como la degradación y los golpes fueron para el personaje de “Los perros no usan pantalones”, tal vez la realidad sólo se pueda enfrentar y asimilar de esta forma cáustica”.
César Ontiveros
Sonidos Basuritas es un proyecto de sonidos de la Ciudad de México, que han sido rescatados de morir en el olvido, gestado durante el encierro que no acaba. Una percusión, un sintetizador, cualquier generador de ruido o grabaciones de campo, fueron el pretexto para crear 25 sonidos basuritas, materializados en el álbum: “Baja fidelidad”. Piezas como “Bikina conoce el amor”, “Androide y su colección de celuloide”, “Danza azteca con Barman y Droguin”, “Obesidad policiaca (puerco come puerco)” y “Patriotas, idiotas, babotas”, cuentan historias retorcidas, cómicas, obscenas y “feítas”. Todas estas grabaciones se escuchan con nostalgia y familiaridad, saben a calle y, sobre todo, a tianguis.
Alguna ocasión William Faulkner dijo con fría certeza que Thomas Wolfe era “el mejor fracaso de la literatura norteamericana”, quizás porque este autor monumental había sido menos apreciado que narradores contemporáneos como John Dos Passos, Ernest Hemingway y Francis Scott Fitzgerald. No obstante, Faulkner también fue atinado cuando dijo que Wolfe es el mejor escritor de esa brillante generación. ¿Por qué un prosista extraordinario de la talla de Thomas Wolfe se aprecia casi ochenta años después de su muerte? Acaso porque no alcanzó a afianzar su posteridad debido a su temprana muerte en 1938 a los treinta y siete años, o porque su obra, desmesurada y experimental (que le valió la crítica de sus colegas y editores) tardó en encontrar a sus lectores. Por tal motivo, es estimulante ver traducidos al castellano los cuentos de uno de los maestros de la narrativa contemporánea (su reconocimiento en nuestro idioma no ha sido siquiera cercano a lo que merece). Se trata de un voluminoso tomo de casi mil páginas editado por Páginas de espuma (2020), que en palabras de su traductora Amelia Pérez de Villar, da cuenta de “un corpus titánico que contiene un universo titánico”.
El mundo del conocimiento actual coloca a la racionalidad como el criterio predominante para decidir qué enunciación es tomada en cuenta y cuál no. No obstante, si la ciencia es una disciplina autocuestionable, entonces ¿por qué no validar aquello que es nombrado como lo sagrado? La objetividad cientificista ha reducido lo que se desarrolla al interior del espíritu humano. Este escrito se suma al intento de recuperarse como unidad en este tiempo dividido en especialidades y existencia, sólo con el fin de recordar que estamos conectados.
El poema de Josué Ramírez es un paseo por las formas del placer que se hacen presentes en las extensiones de la noche. La noche estimulante y frenética como un golpe de cocaína en el cerebro; la noche como un transcurso donde el sentido se afina bajo esas “capas de emociones y deseos” que la oscuridad oculta. Y entre esos signos que se van fraguando en el vértigo nocturno, surge la poesía.
Amanecer en transcurso es un proyecto fotográfico-literario de Mila Pálif y Leopoldo Lezama donde se teje la crónica visual de un amanecer. Es la paulatina desaparición de las sombras y un discurso que narra la sucesión de la luz hacia su esplendor máximo. Un ciclo donde el horizonte experimenta un nacimiento a partir de una rotura. Un inicio y un fin; una historia que cuenta el nacimiento del día.
Un hombre una noche llega de trabajar y ve a un individuo uniformado salir de su casa acomodándose la camisa, con todos los indicios de haber cometido adulterio. El hombre enfurece, interroga a su esposa (quien está vestida para la ocasión) y antes de cometer una locura, descubre detalles que ponen en duda los hechos. ¿Fue todo una alucinación? Esta magia la consigue Enrique Herrera con su magnífica pluma en apenas unas líneas.
El movimiento de artistas De Genere, originario de la ciudad de Querétaro, México, presenta su plataforma interdisciplinaria de expresión artística y convoca a la elaboración y diseño de carteles que abran un diálogo con y sobre De Genere, con carácter internacional y con el fin de expandir y entrelazar las voces de aquí y de allá.
Partiendo de la lectura de Samarcanda, novela del escritor Amin Maalouf, Pável Granados relata la asombrosa historia de los Rubaiyat, uno de los libros más importantes de la poesía de Oriente, cuya copia, según el relato de ficción, habría desaparecido con el hundimiento del Titanic. Granados sigue las huellas de la obra traducida por el erudito inglés Edward FitzgGerald en 1859, y su paso por México, donde gozó de la admiración y el estudio de poetas de la talla de José Juan Tablada, José Gorostiza y Alí Chumacero.
Rodrigo Ambriz es un improvisador vocal mexicano que construye sus piezas a partir de técnicas vocales extendidas y de la manipulación de cintas magnéticas, circuitos modificados, generadores de ruido, sampleos y pedales de distorsión. Entre sus obras destacan sus álbumes “Una silueta se precipita en arcadas” del sello discográfico polaco Szara Reneta y “La impaciencia de los abismos” producido por el propio Ambriz. Ha formado los proyectos Cacophonic Joy – proyecto solista que explora con los desechos vocales y las altas frecuencias-, (SIC) -en dúo con el baterista Julian Bonequi- y la banda de free jazz/hardcore Ensamble Atrocidad. A la par de una búsqueda visual y corporal, su música es el resultado de una acción más o menos controlada que tiene intenciones que van más allá de lo musical.
En el marco de la Gran Feria del Ajedrez convocada por la UNAM en el año 2010 como parte de las celebraciones de su centenario, visitaron la Ciudad de México dos de los más grandes ajedrecistas de todos los tiempos y los máximos campeones mundiales: los rusos Garry Kasparov y Anatoli Karpov. Sin demasiados reflectores, se presentó también la húngara Judit Polgar, considerada la mejor ajedrecista de la historia y la primera y única hasta el día de hoy, en obtener una puntuación superior a los 2700 Elo de la clasificación de la FIDE, además de haber ostentado el título de campeona mundial femenil desde 1989 hasta su retiro en 2014. El reportero Heriberto Mojica tuvo la oportunidad de conversar con esta magnífica ajedrecista para la radio cultural universitaria Radio UNAM y hoy, en exclusiva para la revista Máquina, presenta la entrevista inédita. En ésta, Polgar comparte su experiencia única como competidora de élite en los torneos absolutos integrados casi exclusivamente por hombres, además de ofrecernos su particular visión del prestigioso juego.
Un día, un hombre aparece en un hospital convertido en una mosca que deambula por las salas de los convalecientes. De esa forma, la mosca conoce la historia de don Ángel, un integrante de un trío de boleros quien en su agonía vive una situación embarazosa: un hijo hasta entonces desconocido llega a visitarlo ante el estupor de su familia. El presente relato de Enrique Herrera está lejos de ser una oscura fábula kafkiana; en cambio tenemos una historia profundamente humana, donde la compasión y la reconciliación son una alternativa en momentos en que la existencia se encuentra en situaciones límite.