Paula Stocker
Reflexión
Un día de verano, no hace tanto, el 20 de agosto de 2017, fui a ver la película La idea de un lago (Argentina-Suiza, 2016) con mi abuela argentina que estaba de visita en Zúrich, Suiza. Era mi abuela de Argentina; de ese país donde viví durante 5 años de mi infancia, y quien estaba viendo en Suiza- esa otra parte de mi identidad- una película con una temática argentina (las desapariciones causadas por la dictadura). Al mismo tiempo, la temática de la película era totalmente general, porque se tocan temas como la intimidad, los recuerdos y la construcción de la identidad; temas universales que se nos plantean a tod@s.
Todos estos temas son tratados desde el aspecto de una pérdida, de una ausencia que en el caso del film es la pérdida de un miembro de la familia; pero aún quizás el irse de su país para crecer en otro y dejar atrás a sus familiares, simbolice también un tipo de ausencia. Pero ese día, había recuperado a mi abuela, la tenía al lado mío viendo la película; por fin una película que estuviera en castellano y no en alemán y que ella pudiera entender (no como todas esas películas que se tuvo que tragar cuando estaba de visita e íbamos conmigo de chica al cine a ver películas en alemán, sin rezongar ni un minuto sobre el hecho de que no entendía ni una palabra de los diálogos en alemán.). Y ese día, en esa película, reconocí elementos que convergían con mi identidad, y que, aunque no haya vivido la mayor parte de mi vida en Argentina, sí que había cosas muy mías en La idea de un lago, muy íntimas.
La película de Milagros Mumenthaler está basada en el libro de poesía Pozo de aire de Guadalupe Gaona. A continuación, estaré tratando de ver cómo se expresa la “ausencia” en ambas obras. El tratar la ausencia -que es real en este caso por la desaparición del padre- desde un punto de vista científico, me pareció a veces poco ético y una falta de respeto frente a la persona que haya vivido esta ausencia, ya que nunca llegaremos a poder descomponerlo en secuencias racionales y a entender qué es lo que se siente. Es por esto, que a cambio y para perdonar este tratamiento, también quise ofrecer una parte de mi propia intimidad, identidad y vulnerabilidad exponiendo este texto, escrito muy al azar, desde un momento de inspiración.
Me gustaría agradecer aquí también a Guadalupe Gaona y a Milagros Mumenthaler por su sencillez y su buen ánimo; por haber contestado enseguida a mi pedido y haberme facilitado ver la película online desde una cuenta privada. Gracias por tanta sencillez, y por darnos una visión espléndida desde lo íntimo.
I
En cuanto nos acercamos al libro de poesía y fotografía Pozo de aire de Guadalupe Gaona, el concepto de la ausencia parece estar presente en cada rincón del libro. Esto no sorprende si tenemos en cuenta que la autora argentina vivió un momento trágico de pérdida en su vida, cuando en 1977 desapareció su padre militante peronista, hecho que retrata explícitamente en las primeras páginas de su libro (1) . Inspirada en este libro, Milagros Mumenthaler realizó la película La idea de un lago, ganadora de un Locarno Film Festival Award en 2016, retomando el tema de la ausencia para mostrar hasta donde puede llegar.
Justamente esa base documental del proyecto fue lo que le interesó a la autora de cuando Mumenthaler la contactó para contarle la idea de la película. “Me pareció de entrada un ejercicio que problematizaba la fotografía como documento a través del cine -explica Gaona-. Y que proponía una construcción poética de la memoria. Como si el fracaso de la narración provocado por la ausencia le diera nacimiento a lo poético. Eso me atrajo mucho”. (2)
Ahora bien, si bien se puede hablar de que el tema de la ausencia parece ser primordial en ambas creaciones artísticas, queda abierto cómo se manifiestan las ausencias y qué desencadenan. En el presente trabajo quiero analizar, basándome en el libro de Guadalupe Gaona Pozo de aire y en la película de Milagros Mumenthaler La idea de un lago, cómo se trata el tema de la ausencia tanto en la poesía, como en las fotografías y también en la película, para darle una visión total de lo que podría comprender la ausencia y cómo este tópico puede ser abordado a través de las artes.
El libro de Guadalupe Gaona, Pozo de aire, recoge ocho textos que aparecen alternados con 31 fotografías. El primer texto cuenta la infancia de Gaona desde sus primeros años con su papá hasta poco después de su desaparición. Este primer texto tiene una estructura narrativa de carácter testimonial, estilo que lo separa de los siete que le siguen, lo que se podría explicar diciendo que son recuerdos reconstruidos desde narraciones ajenas de familiares o fotos, ya que cabe la posibilidad que fuera demasiado joven para recordar estos primeros momentos (3).
Los otros siete escritos están estructurados como poemas, en versos libres, y retratan visiones íntimas de la vida de Gaona; parece que ya, cuando el padre está desaparecido por lo que se sitúan en una edad cuando Gaona joven empieza a retener sus memorias y los años que le siguen.
En un primer paso, el tema de la ausencia se manifiesta en la estructuración del libro que carece de una estructura gráfica: las páginas no están enumeradas, los poemas no llevan títulos y no hay capítulos que estructuren el libro en partes. Esto parece hacer hincapié en la idea de una ausencia primordial, como si faltara el esqueleto del libro. Ahora bien, si en la estructura es más fácil hallar algo que podría estar ausente- ya que se deja comparar a la estructura tradicional de otros libros- a nivel de la forma, es difícil pensar cómo se puede hallar una ausencia, que sería como el “no estar de algo”, el querer ver algo transparente. Sin embargo, parece ser que la desaparición puede dejar rastros. Es así como, si bien, se esperaría que el libro tratase explícitamente la memoria del padre desaparecido, encontramos que la palabra “papá” es mencionada solamente en el primer texto (4) y no aparece en los demás.
Claro está también que es una forma de marcar la ausencia del padre; si no estuvo presente durante la infancia y que su poesía retrata momentos de ese tiempo, el padre tampoco figurara en esa poesía. Sin embargo, parece haber algo más, ya que este contraste entre el primer texto frente a los siete otros, también se manifiesta a nivel de la forma narrativa; mientras que el primero presenta una forma de prosa, los demás se expresan como poemas con una forma más lírica. De ahí que parece ser que el concepto del ‘contraste’-que se expresa en primera instancia entre el primer texto frente a los siete otros- pudiera ser una clave de lectura: la ausencia de cierto modo se expresa en forma de contrastes como si las dos partes contrastivas propusieran la falta de una parte que los uniera; entonces la ausencia se halla en la falta de un elemento que pueda unificar estas dos partes contrastivas.
¿Cuáles son los contrastes que hallamos en el primer texto de Pozo de aire? (5) El primer contraste se expresa a través de la búsqueda de una temperatura perfecta para el cuerpo que parece ser algo entre calor y frío, pero dónde queda ausente cómo estos dos componentes pueden consolidarse en uno:
“O me pongo al sol y me pica la espalda o acostada a la sombra el viento helado me pone la piel de gallina. Así, atravesando mi cuerpo, mitad por el calor, mitad por el frío, consigo la temperatura perfecta. Me tiro en el pasto, con bikini y sweater, a disfrutar de mis vacaciones”. (6)
Hay un contraste en la memoria; ella parece recordar todo de los primeros 15 años de su vida, mientras que a partir de ahí ya no queda nada en su memoria:
“Todos los veranos se proyectan en mi mente al mismo tiempo. Tengo una memoria infernal de los primeros quince años de mi vida- de ahí en más los recuerdos son una luz que se prende y se apaga, como si no hubiera nada muy importante por retener-“. (7)
También parece haber un contraste entre la narración que relata hechos reales de forma muy testimonial:
“Cada vez que llegaba el verano mi familia viajaba en caravana a sur. Un ritual que no sólo se repetía todos los años, sino que iba sumando adeptos. Mi bisabuelo fue el primero, después mis abuelos con sus hijos- o se, mi mamá con mis tíos- y por último nosotros, los de mi generación”. (8)
Y otros relatos que se vuelven casi fantásticos o caricaturales:
“Llega el verano, el renault 4 verde loro espera reluciente bajo el sol. Las valijas entran a presión en el auto y en el hueco que forma una cuna de oro me acomodan. Mi mamá, con un sweater a rayas estriado por la panza donde duerme mi hermano, es la copiloto. Arranca el motor y “el correcaminos” se hace un punto verde en el horizonte. Somos los viajeros del tiempo, la familia Ingalls, simples veraneantes desesperados que huyen del calor de la ciudad”. (9)
Otro contraste está presente a través de la linealidad de los viajes; mientras el primer viaje apunta hacia una verticalidad, el segundo es de orden horizontal:
“Atravesamos el desierto, Piedra del Aguila, el Valle Encantado; el camino en zig-zag es peligroso, pero el dedo de Dios nos señala por dónde ir. La última subida es tremenda y después de dos días de viaje tragando polvo aparecen frente a nosotros las montañas. Eso significa que llegamos.
Las vacaciones avanzan de manera inmejorable. En plena tarde dorada mi mamá, mi papá y yo emprendemos un segundo viaje, esta vez por agua. El lago está planchado, espejo“. (10)
En la isla parece que culmina esta ausencia que se manifiesta a través de los contrastes, porque “ahí van a nacer y morir todas las preguntas”. (11) Y a la idea de desaparecer se la contrasta con la foto que queda: “El 21 de marzo del 77 desaparece mi papá. Pero esta foto queda”. (12) Finalmente el texto se termina, con un último contraste; después de haber contado esta pérdida del padre que presenta un realismo cruel del consolarse con una foto, la narración sigue con una escena surrealista de un coche que sueña con ser un bote:
“Afuera en la calle el renault 4 resiste los inviernos y, para combatir el frío, piensa en cosas lindas. Una y otra vez recorre, verde y brillante, el desierto, los valles, la montaña. Llega a la orilla del lago y mira su imagen perfecta en el espejo de agua. Sueña que es el bote suelto en el lago”. (13)
Como podemos ver en este primer texto de Pozo de aire, los contrastes están bien presentes en diferentes niveles de la narración y a través de distintos temas. Si este texto es comprendido como la parte primordial e introductoria del libro, en la que se narra una vida feliz hasta que llega la desaparición del padre, parece ser que la ausencia de este -que también está ausente en el momento de la escritura- dejara atrás un relato de contrastes. Como si la ausencia del padre generara la falta de coherencia.
Pero, el libro Pozo de aire no consta solamente de ocho breves textos impactantes, sino que también presenta 31 fotografías, de las cuales 12 son de doble página, ocho retratan a personas y las demás 23 ponen en escena la naturaleza y los paisajes de la zona de Villa La Angostura, Neuquén, Argentina (14), donde se encuentra la casa de veraneo a la que hace alusión Guadalupe Gaona en su poesía.
“Una fotografía es a la vez una pseudo-presencia y un signo de ausencia. Como el fuego del hogar, las fotografías –sobre todo las de las personas, de paisajes distantes y ciudades remotas, de un pasado desaparecido- incitan a la ensoñación. […] todos los usos talismánicos de las fotografías expresan una actitud sentimental e implícitamente mágica; son tentativas de alcanzar o apropiarse de otra realidad”. (15)
Siguiendo la idea de Susan Sontag de que la fotografía es “un signo de ausencia”, las fotografías retratadas en Pozo de aire podrían justamente indicar un pasado irrecuperable. Se plasman fotos de su papá ahora desaparecido, fotos de su mamá y de su hermano en otro momento del tiempo y que contrastan con su aspecto momentáneo (16), y también fotos de una naturaleza en constante movimiento; y por tanto las fotos podrían actuar como signos de una ausencia, ausentes porque en el momento de tomar la fotografía ya no van a ser más actuales y por ende esta siempre va a retratar un instante que instantáneamente no es más actual. Entonces en un primer paso, el recurso de la fotografía parece encarnar per se este aspecto de autodisolución en el momento mismo en el que nace; y por ende el hecho que este libro abarque tantas fotografías parece hacer hincapié en la temática de lo que se desvanece, de lo que se ausenta.
Por otro lado, es interesante como, del mismo modo que el texto, las fotos también presentan varios juegos de contraposiciones o diferencias notables como para seguir en esa línea de la ausencia mostrada a través de los contrastes. Por un lado, se ve la oposición del cosmos que se retrata: encontramos tanto fotos de un macrocosmos que es la naturaleza como también retratos del microcosmos que forman la casa y la familia. Parece haber un contraste entre las fotos recogidas, tomadas con una cámara de fotos antigua que retratan sobre todo personas y que son característicamente borrosas, y las nuevas que recogen más bien la naturaleza y que son característicamente nítidas como si pudieran retratar cada rama de cada árbol, cada gota de agua hasta llegar a retratar incluso la realidad en su totalidad.
También aparecen a menudo fotos de árboles que retratan la verticalidad, frente a fotos del lago que claramente representan lo horizontal. Si entramos en un análisis detallado de las siguientes dos fotos en particular, el contraste en las fotos se articula por un elemento pesado y sólido que se contrasta con un elemento frágil. En la primera fotografía hallamos una casa de piedras que remite a una pesadez frente a la finitud y ligereza de la lámpara de cristal que está al borde de la foto a punto de caerse. Sin embargo, es justamente la lámpara, esta parte quebradiza, la que es enfocada y puesta en escena, situada a menudo en el medio del plano fotográfico. En la segunda fotografía, la casa de madera está contrastada con el vidrio de la ventana que la atraviesa y la que permite ver a través de la casa al otro lado como si algo faltara, como si la casa sólida estuviera quebrada por ese elemento frágil de la ventana. Como vemos, la idea de la ausencia es expresada en el duro contraste de las imágenes en los que falta una parte conectora, que también puede servir como pauta de lectura en las fotografías.
II
El libro Pozo de aire de Guadalupe Gaona reúne varias memorias de una infancia marcada por la desaparición de su padre. En cambio, la película La idea de un lago, inspirada en el libro, trata más bien el proceso de creación mismo de ese libro y de la búsqueda de esta creación a través de la búsqueda de la propia identidad de la protagonista, que se fija en tres fases: un pasado como niña en la casa de veraneo, un pasado más cercano como joven adulta y un presente como mujer embarazada. De ahí que, mientras que en el libro la ausencia se expresa como un sentimiento a través de contrastes -lo que resulta ser una forma menos evidente de nombrar la ausencia como vimos en el análisis anterior- en la película esta se manifiesta explícitamente, a través del estar y no estar del padre, este personaje fantasma.
La idea es que, aunque el padre desapareció muy pronto de sus vidas, lo que en la pantalla es transmitido por la narración de una infancia sin padre, la familia lo recupera de la memoria de distintas formas, y por tanto en la película el padre reaparece en varias ocasiones como personaje semi-vivo. De alguna forma en la película también nos reencontramos con este motivo de la ausencia que se expresa a través de contrastes: un padre fantasma que está presente en la mente y ausente en la vida. A continuación, veremos ejemplos de cuatro grandes momentos de la película en lo que se hace revivir al padre para entender mejor cómo se expresa el tema de la ausencia en la película.
Por un lado, están los momentos de la creación del libro de Inés, en los que logra resucitar a su padre y al mismo tiempo este procedimiento memorial hace recordar justamente su ausencia. El primer ejemplo, es el acto de Inés de filmarse frente a una cámara leyendo el primer relato (03:19-05:20) con lo que al nombrar al papá y al contextualizarlo en una historia, le otorga una presencia; que además está acentuada por el hecho de que las secuencias leídas del texto se reparten en tres partes de la película (19) como para expandir su presencia a lo largo de la obra cinematográfica. A la par con el relato leído que nos da un contorno imaginativo de la vivencia del padre, al proyectar Inés la foto del papá en grande (05:20) se nos ofrece una imagen visual del aspecto del desaparecido para que podamos concluir, como espectadores, con una imagen general de su identidad.
Otras secuencias demuestran cuanto tiempo le llevó a Inés construir este proyecto hasta llegar a un resultado satisfactorio. Por un lado, se nos enseña el comienzo de este proyecto, cuando Inés le pide a su madre el coche para volver a la casa de veraneo con el fin de explorar temas que conciernen el papá (35:15). En otra escena, la vemos sacando una foto en la Isla, inspirada en la única fotografía que tiene con su papá, pero solamente plasmando el fondo y el barco, omitiendo la parte humana y el foco de la foto original donde posan ella y su papa (01:16:04). Siendo esta una de las últimas escenas de la película se intuye también que este acto, es el intento de captar la ausencia en fotografía como si la fotografía fuera el medio para expresar realidades y el medio en el que confiar para aceptar que la ausencia es real. El proyecto también incluye retocar las fotografías en Photoshop (20) (39:41-47:01) y finalmente también la última elección de las fotos que van a entrar en el libro (18:14), con lo que seguimos varios procesos de la creación del libro que hacen hincapié en el tratamiento que costó crear el libro y definir su identidad. En todos estos momentos, el padre vuelve en el imaginario y en las pantallas, a través de la narración del proceso de la creación del libro.
Otra forma de hacerlo volver, aunque en realidad esté ausente, es a través de la creencia de su presencia física. La cuasi-presencia y la proyección del padre en la realidad parece ser un tópico fuertemente encarnado por el personaje de la madre. Es así como, por ejemplo, cuando un amigo del tío le hace un gesto de caricia a la mamá (23:30-23:43), ésta se marcha enfadad como si no estuviera preparada para una nueva relación; como si ella tuviera todavía un marido; como si el papá estuviera presente. Aún más tarde, Tomás cuenta que la mamá en su DNI todavía, después de tantos años, lleva puesto el estado civil de “casada” (47:06). Otro ejemplo en que la madre lo recupera de la memoria al padre es en la escena que discute por chat con Inés, sobre su preocupación por ella siendo madre soltera, y transmite la opinión del padre en este asunto, como si este mismo estuviera todavía presente en sus vidas (39:41). Hacia el final de la película, la madre, en el momento de la prueba forense mientras están en el consultorio, parece ver a un hombre en la calle que comparte rasgos con el hombre de la foto; con su marido desaparecido (01:10:04). Esta escena expresa la postura de la madre quien cree que el padre todavía podría estar presente de algún modo. En estos ejemplos la presencia del padre es expresada no tanto visualmente, porque no aparece en la pantalla en estas escenas, pero como una presencia-ausencia de lo que sería el desaparecido en su función como marido y como padre.
Otro tratamiento que le da la película a la ausencia del padre es a través de una visión surrealista como si la irracionalidad que suscita una desaparición nomás podría ser explicada aplicando imágenes claramente opuestas a lo que podría suceder en nuestro mundo. Así, por ejemplo, en la escena (06:17-06:32) donde se proyecta la foto del padre posando al lado del Renault 4, se aplica un efecto cinematográfico en el que lentamente se van desvaneciendo su imagen y la del coche hasta que solamente queda el fondo con el lago como si pudiera ser posible borrar un individuo de una foto o de la realidad. El mismo coche verde también se encontrará en el lago con Inés de niña para bailar y disfrutar en el agua; una escena puramente surrealista- hecho subrayado por la canción Song sung blue de Neil Diamond que respalda la escena- marcada con el recuerdo del coche verde de la época en la que su papá todavía residía en sus vidas (32:55-35:13). Hacia el final de la película, Inés de niña sonámbula, observa a su papá a través de una ventana, quién a su vez observa a la familia desde afuera (01:06:06), y luego se le ve de espaldas, en un plano negro en un no-lugar, al lado de una cuna cantando una canción (01:06:28-01:08:34).
Finalmente, al papá fantasma no solo se le representa a través de las fotos y de los textos expuesto en la película, por la presencia física real que le otorga la madre, y por la representación surrealista de los encuentros entre hija y padre, sino que desde un punto de vista narrativo, la figura del padre queda ausente a través de Pablo ausente; de la ausencia del padre del bebe de Inés, cuya ausencia además se acentúa visualmente en la película, dónde no figura más que a través de su voz a través del teléfono, hasta casi el final de la película (58:50).
Como vimos, en la película la ausencia del padre se retrata recurriendo a diferentes motivos. Pero además de ese tema de la ausencia-presencia del padre, parece haber otro tema muy recurrente en La idea de un lago que es la incomunicación, la comunicación fallada y los malentendidos. Este tema se extiende a varias escenas: Pablo no quiere hablar con Inés por teléfono sobre su libro (00:24); Inés no quiere hablar con su mamá por teléfono y le suprime la llamada (05:37); Tomás de joven no le hace caso a su mamá (08:02); Pablo no puede conectarse con Inés que está en la casa de veraneo (14:14); Inés no logra conectarse por teléfono con Pablo cuando está en el bosque (16:24); la mamá no le atiende el teléfono a Inés quien quiere avisarle que está llegando tarde (19:49); Inés le cuenta a su mamá que quiere hacer la prueba de antropología forense para resolver el caso del padre, pero a la mamá le parece que le tendría que haber preguntado, antes de ponerse en contacto con los especialista (30:49); Inés de chica hace que no escucha a su mamá que la está llamando desde la orilla del lago (32:33); Inés le pide a su mamá que le preste el auto para el próximo día y a la mamá le parece una situación muy apresurada (35:15); Inés y la mamá hablan a través del chat sobre el hermano que se fue de casa, mientras que él está ahí en casa de Inés y no quiere hablar con la mamá (39:41); Inés y Pablo sentados en el coche en silencio, después de haberse besado (58:50); la mamá no dice nada de que ve a alguien en la calle que se parece al papá desaparecido (01:11:06). Todos estos ejemplos, cuya extensión demuestra hasta qué punto la incomunicación es un tema en la película, hacen pensar que puede haber una conexión entre la ausencia del padre, este tema tratado exclusivamente en la película, y la ausencia de comunicación que como vimos también parece ganar cierta importancia por su extensión; como si uno encadenara lo otro. De forma que el tratamiento de la ausencia en el film no sería solamente la proyección del papá fantasma, sino que iría más allá, donde la primera ausencia que es la pérdida del padre sería capaz de generar más ausencias, lo que en este caso en la película concluye en un tipo de fallo en la comunicación.
Mientras que en el libro Pozo de aire, la ausencia parece manifestarse a través de contrastes que carecen de un elemento que los una y por tanto ese elemento faltante expresa justamente la idea de “ausencia”; en la película La idea de un lago la ausencia es transmitida por la presencia-ausencia del personaje fantasmal del padre y también por una ausencia del medio de comunicación entre los personajes lo que da lugar a muchos silencios. Esta segunda ausencia a la que alude la película subraya la idea de que quizás el sentimiento de ausencia no sea tanto la falta del padre como tal -ya que desparecido a esa edad, los hijos no habrán llegado a conocer realmente lo que significaba tener un padre- pero el sentimiento en general que suscita la falta de un elemento básico de la vida, como lo puede ser un padre.
Como cuenta Guadalupe Gaona “Hablamos mucho de cine, de fotografía y de la relación de las dos disciplinas con la memoria” (21), y en la película parece haber un gran planteamiento sobre el recurso de la fotografía como método para recordar. Es así como en la película se juega explícitamente con la imagen, con el sacar fotos para experimentar las fronteras de este; se juega con la idea de ausencia o de si la cámara es capaz de captarlo todo. Y también se apunta a que, aunque hubo un gran avance en la tecnología -un avance que se sigue a lo largo de la película (22)- todavía hoy no se logra captar del todo lo perdido, y el querer rellenar la ausencia con fotos e imágenes que buscan lo minucioso, parece funcionar solo hasta cierto punto. Sin embargo, la poesía, las fotografías artísticas y las películas experimentales sí parecen, como vimos, acercarse con más éxito a la representación de esa sensación, de lo que se siente en la ausencia.
Anexo: primer texto de Pozo de aire
O me pongo al sol y me pica la espalda o acostada a la sombra el viento helado me pone la piel de gallina. Así, atravesando mi cuerpo, mitad por el calor, mitad por el frío, consigo la temperatura perfecta. Me tiro en el pasto, con bikini y sweater, a disfrutar de mis vacaciones.
Todos los veranos se proyectan en mi mente al mismo tiempo. Tengo una memoria infernal de los primeros quince años de mi vida- de ahí en más los recuerdos son una luz que se prende y se apaga, como si no hubiera nada muy importante por retener-.
Cada vez que llegaba el verano mi familia viajaba en caravana al sur. Un ritual que no sólo se repetía todos los años, sino que iba sumando adeptos. Mi bisabuelo fue el primero, después mis abuelos con sus hijos -o sea, mi mamá con mis tíos- y por último nosotros, los de mi generación.
A los 24 años, mi mamá se casó con mi papá, dos jóvenes aristócratas-peronistas enamorados, y de esa mezcla nací yo.
Llega el verano, el renault 4 verde loro espera reluciente bajo el sol. Las valijas entran a presión en el auto y en el hueco que forma una cuna de oro me acomodan. Mi mamá, con un sweater a rayas estirado por la panza donde duerme mi hermano, es la copiloto. Arranca el motor y “el correcaminos” se hace un punto verde en el horizonte. Somos los viajeros del tiempo, la familia Ingalls, simples veraneantes desesperados que huyen del calor de la ciudad.
Atravesamos el desierto, Piedra del Aguila, el Valle Encantado; el camino en zig-zag es peligroso, pero el dedo de Dios nos señala por dónde ir. La última subida es tremenda y después de dos días de viaje tragando polvo aparecen frente a nosotros las montañas. Eso significa que llegamos.
Las vacaciones avanzan de manera inmejorable. En plena tarde dorada mi mamá, mi papá y yo emprendemos un segundo viaje, esta vez por agua. El lago está planchado, espejo. Navegamos lentamente, los brazos manejan los pesados remos, intentan guiar el bote pero no pueden. Llegamos a una isla diminuta. Ahí van a nacer y morir todas las preguntas.
Con escaso equilibrio me paro en la proa del bote, mi papá en la isla, un conquistador en malla, me da la mano. Mi mamá corre a buscar la cámara. Clic. Esta es la única foto que voy a tener sola con mi papá.
El invierno llega más rápido de lo esperado y se lleva todo. El 21 de marzo del 77 desaparece mi papá. Pero esta foto queda. Y muchas fueron las veces que revisé el cajón de la mesita de luz de mi mamá para mirarla. Es en la imagen que más confío.
Afuera en la calle el renault 4 resiste los inviernos y, para combatir el frío, piensa en cosas lindas. Una y otra vez recorre, verde y brillante, el desierto, los valles, la montaña. Llega a la orilla del lago y mira su imagen perfecta en el espejo de agua. Sueña que es el bote suelto en el lago
Notas:
1. “el 21 de marzo del 77 desaparece mi papa.” En GAONA, Guadalupe, Pozo de aire, Ediciones Senda VOX, Buenos Aires, 2009.
2. https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/una-pelicula-sobre-la-ausencia-y-la-construccion-poetica-de-la-memoria-nid1980879, 2 de febrero 2017, consultado el 19.05.2019. Lo en negrita es mío.
3. En el primer texto cuenta, por ejemplo, cómo sus papás se relacionaron, que es un relato que debe haber conocido a través de su mamá o de sus familiares.
4. En el anexo se encuentro la transcripción completa del primer texto.
5. Por cuestiones de extensión del trabajo se ha elegido retomar solamente el primer texto del libro para el análisis. Este texto frente a los demás parece ser también más importante en la película porque es el que es leído propiamente por la protagonista en tres fases a través de la película.
6. GAONA, Guadalupe, Pozo de aire, Ediciones Senda VOX, Buenos Aires, 2009. Lo en negrita es mío.
7. Ibídem.
8. Ibídem.
9. Ibídem.
10. Ibídem.
11. Ibídem. Lo en negrita es mío.
12. Ibídem. Lo en negrita es mío.
13. Ibídem.
14. https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/una-pelicula-sobre-la-ausencia-y-la-construccion-poetica-de-la- memoria-nid1980879, 2 de febrero 2017, consultado el 19.05.2019.
15. SONTAG, Susan, Sobre la fotografía, Alfaguara, Madrid, 2007, p.33.
16. La madre en las fotos está más joven y el hermano es un niño todavía.
17. Fotografía 1 tomada del libro Pozo de aire.
18. Fotografía 2 tomada del libro Pozo de aire.
19. (03:19-05:20) (38:38-39:39) (01:12:49-01:13:10)
20. Resulta interesante que se utilice el Photoshop, como si se estuviera poniendo en duda esa idea original acerca de la fotografía como testimonio de un hecho o momento real, ya que a través de este programa la foto puede ser modificada de tal forma que represente una realidad totalmente contraria.
21. https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/una-pelicula-sobre-la-ausencia-y-la-construccion-poetica-de-la-memoria-nid1980879, 2 de febrero 2017, consultado el 19.05.2019.
22. En la película se ven explícitamente: teléfonos portátiles, chats, Ipods, Photoshop para ampliar fotos, el paso de las cámaras sin sonido a cámaras con sonido etc.
Bibliografía
GAONA, Guadalupe, Pozo de aire, Ediciones Senda VOX, Buenos Aires, 2009.
MUMENTHALER, Milagros, La idea de un lago, Alina Film & Ruda cine, 2016.
SONTAG, Susan, Sobre la fotografía, Alfaguara, Madrid, 2007.
https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/una-pelicula-sobre-la-ausencia-y-la- construccion-poetica-de-la-memoria-nid1980879, 2 de febrero 2017, consultado el 19.05.2019.
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Paula Stocker estudia Filología hispana y francesa en la Universidad de Zúrich. Es suiza-argentina.